Glorioso San Rafael, patrono y amante de los jóvenes, tengo necesidad de invocarte y pedir tu ayuda.
Con toda confianza te abro mi corazón y pido tu guía y asistencia en la importante tarea de planear mi futuro.
Obtenme, a través de tu intercesión, la luz de la gracia de Dios, para que decida yo sabiamente respecto a la persona que será la pareja para mi vida.
Ángel de los encuentros felices, guíanos con tu mano para encontrarnos uno al otro. Que todos nuestros movimientos sean guiados por tu luz y transfigurados por tu alegría. Así como guiaste al joven Tobías hacia Sara y les abriste una nueva vida de felicidad en su santo matrimonio, guíame hacia aquel (lla) a quien tu sabiduría angelical considere como el (la) mejor para unirse conmigo en matrimonio.
San Rafael, amante patrono de aquellos que buscan un compañero para el matrimonio, ayúdame en esta decisión suprema de mi vida.
Como padrino de boda, encuéntrame para la vida a la persona cuyo carácter refleje algo de las cualidades distintivas de Jesús y María.
Que sea correcta, leal, pura, sincera y noble, para que con fuerzas unidas y amor casto y desinteresado, podamos educarnos en la perfección de alma y cuerpo, como también a los hijos que Dios confiará a nuestro cuidado.
San Rafael, Ángel de la vida casta, bendice nuestra amistad y nuestro amor para que el pecado no entre. Que el amor mutuo nos enlace tan firmemente que nuestro futuro hogar sea semejante al hogar de la sagrada familia de Nazaret.
Ofrece nuestras oraciones a Dios por ambos y consigue la bendición de Dios sobre nuestro matrimonio, así como fuiste el heraldo de la bendición para el matrimonio de Tobías y Sara.
San Rafael, amigo de los jóvenes, sé mi amigo porque siempre quiero ser tuyo. Deseo siempre invocarte en mis necesidades. A tu cuidado especial confío la decisión que voy a tomar en relación con mi futuro(a) esposo(a).
Dirígeme hacia la persona con la cual puedo colaborar mejor en el cumplimiento de la santa voluntad de Dios, y con quien puedo vivir en paz, amor y armonía en esta vida, y alcanzar la alegría eterna. Amén.
En honor a San Rafael: padre Nuestro, Ave María y Gloria