Amados hijos:
Mi amor os abraza tiernamente en este día; sentid el viento,
la suave brisa del Espíritu Santo que pasa sobre vosotros, entre vosotros y os
acaricia tiernamente.
Mis hijos os amo con todo mi ser y lloro profundamente por
toda la humanidad. ¿Qué le pasa al ser humano? ¿Qué les he hecho? ¿sólo recibo
diarias y constantes blasfemias. Blasfemias y más blasfemias.
¿Quién me ama? ¿Quién me ama mis hijitos? ¿Me lo podéis
decir? ¿Me lo podéis decir mis hijitos? ¿Quién me abraza? ¿Quién me abraza mis
hijitos? ¿Queréis hacerlo vosotros mis hijitos?
Yo soy el rey, soy el gran rey que gobierna a una el cielo y
la tierra; yo lo he creado todo en mi infinito amor y que dolor, cuan inmenso
dolor siento en mi corazón por tanto abandono de mi más preciosa criatura. Me
quieren más el resto de mis criaturas, los pajaritos y todas las aves del cielo
con su revolotear y sus cantos, me glorifican mas todos los pececitos en los
mares y los animalitos en la tierra, las plantas y las estrellas con su brillo
y fulgor me abrazan y me quieren más que los hombres.
Hijitos míos, si a vosotros os duelen las ofensas e injuries
de un desconocido, imaginen mas de 6 mil millones de injurias hiriendo
diariamente, constantemente mi amoroso corazón de padre. ¿No creen que esto
duele hasta lo más profundo?
Los templos están vacíos o visitados por hombres que ni si
quiera se arrodillan ante la presencia real de mi Amado Hijo. Cuantas
eucaristías sin amor verdadero, cuantos sacrilegios, cuantos sacerdotes
levantando sin amor a mi Hijo; ya nadie se arrodilla ante mi amado Hijo.
Orgullo y soberbia, orgullo y soberbia se pasean en mi Santa
Casa y la jerarquía de mi Santa iglesia, mi jerarquía es la principal víctima
del Demonio infernal. Quién, quién sino el Demonio se ha infiltrado con su
maléfico poder realizado los peores estragos entre mi Iglesia. Cuantas
eucaristías sacrílegas impulsadas por los demonios. ¡Qué hijos míos estos mis
ministros!, que ya no viven con amor sino con rutina el Santo Sacrificio.
Realmente, verdaderamente, estos son los tiempos del
Apocalipsis.
En verdad, en verdad os digo que se cumplirá al pie de la letra
mi palabra y mis sentencias sobre esta humanidad. Esta es la hora de la
oscuridad y mi enemigo infernal sabiendo que le queda poco tiempo, como en
Apocalipsis 12-12 está actuando: “¡Ay de la tierra y del mar! porque el Diablo
ha bajado donde vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo”
¡Esta es la época del Apocalipsis, donde todos vosotros estáis siendo marcados
como los elegidos del cielo y muchos están siendo marcados como hijos de las
tinieblas por el demonio!
Yo sello a los míos, como en Apocalipsis 12, con el poder
que di a la Mujer vestida de sol; el poder que di a María ¡Reina de los
Corazones! Sólo los humildes entienden mis designios, sólo los humildes
entienden, lo dijo mi amado Hijo: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de
la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las
has revelado a pequeños”.
Mis niños ¿quién me ama? Me han abandonado mis pastores,
separándose de la verdad y has dejado a mi rebaño solo para perseguir sus
intereses; muchas comunidades religiosas ahora son firmes moradas de los
espíritus inmundos. El dinero pervirtió con sus dádivas a mi Santa Iglesia y
Satán se ríe de ella. Las falsas ciencias y las falsas filosofías corrompen hoy
todas mis verdades. Hoy sólo se ven malos obispos, malos sacerdotes y malos
religiosos y como consecuencia malos cristianos.
Os he elegido mis pequeños niños para que me améis. Sed
obedientes, sed muy obedientes y lloren conmigo por la humanidad y mi Santa
Iglesia. Ya no hay santidad, ya no se ve la santidad por ninguna parte y los
tiempos ya están entre vosotros.
Los templos, mis templos, son moradas de los demonios que
ahora son profanados por miles y miles de eucaristías sacrílegas y han
corrompido a mis ministros, transformándolos en funcionarios del mundo.
Sacerdotes: Os descalifico, que mal ejemplo mío sois muchos de vosotros y que
mal me hacen quedar. ¡Cuántos escándalos! Pocos son mis fieles.
Cuanto llora vuestra madre en el cielo. No hay día que no se
postre ante mi y me ruegue por todos vosotros diciendo: “Papito mío, te lo
ruego: Perdona a este mundo, perdona a este mundo”. Si no fuera por ella, los
sellos del Apocalipsis hubieran sido abiertos y ya se hubieran cumplido todos.
¡Cuanto me ama vuestra madre!
Mis niños, mis niños, MIS NIÑOS: NUNCA CRESCAIS, CUMPLID LO
QUE OS PIDO Y OS MANDO. En las pequeñas cosas se prueba vuestro amor por mí.
Efesios 6 – 10 “Porque vuestra lucha no es contra la carne y
la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los
Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en
las alturas” “Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el
día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes.”
Eclesiástico 2: “Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara
tu alma para la prueba” Yo os sello para que podáis resistir todas las pruebas.
1 Pedro 5-8: “Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el
Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. Resistidle firmes
en la fe, sabiendo que vuestros hermanos que están en el mundo soportan los
mismos sufrimientos”
Levítico 19-2: “Sed santos, porque yo, Yahvé, vuestro Dios,
soy santo” sed perfectos, perfectos mis niños.
Lucas 10-25: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo
como a ti mismo”. Esa es mi ley: Amor, sólo amor.
LA GLORIA SEA PARA EL PADRE, LA GLORIA SEA PARA EL HIJO, LA
GLORIA SEA PARA EL ESPÍRITU SANTO.
PREPARAOS PARA EL COMBATE, PREPARAOS PARA LA GUERRA, PORQUE
CADA VEZ SERÁ MÁS FUERTE
OS AMO.